miércoles, 14 de enero de 2015

Qué hermosa puede ser una mujer semidestruida.

"La vi tumbada en la escalera, fumando, como si supiera que mañana se iba a acabar el
mundo;
Como si mañana fuera su primer día de colegio o tuviese que cortarse el pelo a la altura 
de los hombros porque le tocaba cambiar.
                                                                                                                                De vida.
Tenía los ojos azul miedo y la misma herida de siempre, metía los dedos hasta el fondo,
saboreando con la yema de sus dedos el dolor que no quería dejar sentir.

Todavía no ha escuchado su canción favorita,
pero muchas hablan de ella.

Pierde la razón y los papeles;
el corazón sigue estando en su sitio -juraría que en el pecho-
pero más de un día la vi revolviendo los cajones en busca del alma perdida.

La he visto desnudar sonrisas y humillar al sol,
ser mapa y tesoro al mismo tiempo,
cerrar la boca para abrir los ojos.

Un día decidió pasar de todo para dejar paso a la indiferencia más absoluta.
Ese mismo día se mintió evitando mirarse al espejo y con la libertad de un pájaro,
empezó a escribir.

Limpió su conciencia y se acordó de olvidarse de todo;

Se besó las rodillas a cámara lenta,
la contemplé mientras se despertaba
la vi ser capaz e inocente.

Existir en soledad y merecer un 'para siempre'.
Enamorarse del invierno, ahogarse en libros y ser gilipollas.

Sabe bailar el silencio y limitar sentimientos.

Un día, como otro cualquiera, la vi tumbada en la escalera, fumando, como si supiera
que hoy se iba a encontrar por dentro.

Entonces me levanté,
besé el espejo;
y me juré ser feliz en superlativo.


Y, desde entonces, no he vuelto a conjugar en pasado."

Kamikaze.

viernes, 2 de enero de 2015

Algo incierto

Todo lo que llega se va
y todo lo que se va no vuelve.
Me quedaría contemplando todo lo que va a suceder
o ya ha sucedido.
Ahora sólo escucho el pum pum de mi corazón
que no sé donde está,
¿derecha, izquierda?
Quizás hace tiempo que echó a volar.
Si tuviera que ponerme un nombre
me llamaría lluvia,
porque siempre cae a des-compás,
porque te da frío
y no tiene un color natural.
Estoy harta de que la gente no pare
de pensar en la muerte.
Yo también lo hago pero pensando
en otro infinito.
No es alguien, es algo.
No está aquí, quizás igual que yo.
Nunca me he sentido parte de esto,
quizás debería irme a mi planeta natal,
a otro universo,
aquí sólo hago visitas,
como los ovnis.
Pum pum,
llaman a la puerta las nuevas posibilidades,
¡ah, no!,
es el corazón que late
igual que un gorrión cuando va a morir,
este en cambio cuando no sabe qué le depara el futuro.
No importa,
nos ahogaremos en el mar profundo,
de la niebla
que en otro universo
podremos ser.